domingo, 30 de marzo de 2014

El Gusano Promedio - El joven indecente

Los gusanos trabajan habitualmente en horarios de tiempo completo. Al almuerzo comen hamburguesas Mc. Gusano y se deleitan sus paladares con la mierda. Tranquilo lector, no se preocupe, la mierda es la comida habitual del gusano promedio. Nunca diferencian el sabor de otras comidas. Nunca han comido un libro o una película. Mierda, pura mierda.




El mundo es una manzana podrida y nosotros tan sólo gusanos revolcándose en la inmundicia. Los reyes plantean su juego y el gusano se arrastra de a pocos creyendo que avanza, creyendo que es el mejor de los gusanos. Pero no lo es, no lo logra. El gusano promedio compra, consume, bebe, fuma. Él cree que esa es la verdadera motivación, la razón del gusano, el sentido de la vida. Mientras los reyes plantean su juego, el gusano promedio baja su mirada a la pantalla y dedica su tiempo libre en ello. Habla con otros gusanos de sus gusanescas aventuras. Gusanos que montan a las gusanas queriendo tener gusanitos para repetir la misma historia vez tras vez. ¿Qué hay de llamativo en la inmundicia de alargar el periodo de existencia de un apellido? No lo entiendo.


Volvamos a las pantallas y a los juegos de los reyes gusanos. Sí, los reyes también son gusanos, pero hay que darle merito a sus diminutos cerebros. Son los reyes a causa de usar un par de neuronas en beneficio propio. Las pantallas son las causantes de la carencia de cerebros en el gusano promedio. Los reyes dejan que disfruten de las pantallas por un tiempo antes de anunciar un nuevo lanzamiento, más lujoso, resistente al agua, con accesorios impensables y Bluetooth desde el dedo meñique. El gusano promedio se motiva por una nueva adquisición antes que los demás gusanos y se parte el culo para alcanzar el alto precio.

Los gusanos trabajan habitualmente en horarios de tiempo completo. Al almuerzo comen hamburguesas Mc. Gusano y se deleitan sus paladares con la mierda. Tranquilo lector, no se preocupe, la mierda es la comida habitual del gusano promedio. Nunca diferencian el sabor de otras comidas. Nunca han comido un libro o una película. Mierda, pura mierda. Los gusanos salen de sus trabajos a su casa hipotecada en Davi-gusano. Recuerdan las mil facturas para pagar, el impuesto del carro, la pensión en el Agustiniano, los útiles inútiles, los servicios. Se sienten tristes y desdichados. Entran a su casa, se sientan en su sofá de cuero y encienden el televisor de cien pulgadas. Se preguntan, ¿por qué no alcanza la plata? ¿Por qué? ¿Por qué? Hay que pagar el sofá, el I-gusano, el plasma, la tablet, el computador. ¿Por qué no alcanza la plata? Si el crédito fácil gusano te lo presta easy para empezar a pagar en febrero. Y se dan golpes de pecho y se mortifican y toman coñac del caro.

El gusano promedio siempre viste de traje y a la moda. Sus atuendos son usados normalmente para el cortejo pre-apareamiento. Las gusanas más voluptuosas ganan las miradas de los reyes gusanos y alcanzan su cuarto de fama como presentadoras de farándula o actrices porno. Las gusanas promedio (en todo) tienen un hogar con gusanitos y esposo gusano y Pug-gusano. Las gusanas menos favorecidas buscan por la ley de atracción su suerte en algún gusano borracho. El gusano promedio tiene que cuidar de su aspecto baboso si quiere conseguir una gusana voluptuosa. Claro que la babosada es lo menos relevante para cortejarla. Si tienes algo de grasa en los bolsillos vendrán a ti como si fueras un rey gusano.

Se preguntará usted, señor lector, qué clase de gusano soy yo. No se adelante, o si quiere hágalo, piense que también soy un gusano promedio o medio gusano, no importa, se lo comentaré más tarde. El gusano promedio sale de su inmunda vida gusana a través de su televisor de cien pulgadas. Se distrae un poco, se ríe, llora. Los reyes gusanos transmiten por horas la estupidez babosa que le gusta al gusano promedio. Protagusanos de nuestra tele o el Yo-gusano son algunos de los programas favoritos del gusano promedio. Cabe aclarar que también halla la manera de contratar televisión por cable, y esto, que me parece absurdamente divertido, es el peor desacierto gusano; contratan televisión por cable para ver dos canales gusanos nacionales.

Basta ya de rodeos, pues usted ya se ha imaginado el gusano promedio y tiene en mente más características de él. Seguramente usted cree que es un gusano avispado promedio, de eso no hay la menor duda. En cuanto a mí, si usted ha dicho que soy un gusano promedio, no está lejos de la realidad, simplemente he eliminado hábitos promedios y si quiere, puede llamarme gusano a secas. Consumo mierda más elaborada de reyes gusanos elaborados, estos últimos con más cerebro que el rey gusano promedio. Y como en Mc. Criollo gusano y veo programas americanos. De eso no hay duda, soy un gusano a secas. Y si no lo cree así, y si dice que escribo bien, que no soy sólo un gusano, se equivoca. Escribir sólo es la pimienta para comerme la mierda con más gusto. 

lunes, 17 de marzo de 2014

La maquinaria de la pendejada - El Vermífugo y su columna de esta semana

"Para que genere un alud de opinión, una apoteosis en la cotidianidad, debería escribir un chiste para estúpidos, un comentario de lo más chicloso sobre el amor, una reflexión somera acerca de la vida, un pasaje bíblico, un video para alimentar el morbo o acudir al chantaje emocional y otras vainas"



De antemano debo reconocer que el Facebook servirá para la difusión de este texto, aunque no sea la suficiente. Para que genere un alud de opinión, una apoteosis en la cotidianidad, debería escribir un chiste para estúpidos, un comentario de lo más chicloso sobre el amor, una reflexión somera acerca de la vida, un pasaje bíblico, un video para alimentar el morbo o acudir al chantaje emocional y otras vainas. Con esto no pretendo dar una aseveración sobre los beneficios de este escrito, usted es el encargado de considerar lo que le place, aunque considero que no es tan obvio como los “aforismos” de Cangrejo Pérez ni tiene la ambición patética de Acción Poética.

Entonces cada quien debe formar su altar. Desde este podrá dar su homilía de pendejadas todos los días, colgará imágenes que muestren el torso de musculatura marcada o cubierto con un ropaje costoso, unas tetas empinadas con la fuerza de un sostén, un bikini para bañarse al menos en el río Bogotá o el último tatuaje que lo hace ver aún más rebelde. La limosna se recauda en “me gusta” o en “compartir” y con estas divisas se mueve la maquinaria de la pendejada. Para ese momento, en que su actuación o su fisionomía se vuelven un boom, empezará a definirse su comportamiento de manera que genere más estruendo, ahí es cuando la majadería flota como un bollo en inodoro. Entonces usted ya instituyó su egolatría, su culto a usted mismo acolitado por el embeleco de sus allegados, de sus amigos. Espera usted trascender, llegar a ese superhombre fabricado por los medios. Aquí comienza la excesiva etapa del arribismo: Entonces posan en los parques de la “gente de bien”, paseando por los centros comerciales de la alta alcurnia, cada fin de semana en un lujoso balneario de ilusiones o, lo que me parece más repudiable, tomándose fotos en un restaurante de oropel, convencidos de que es fino en exceso y usted ve en esos álbumes, imágenes hasta del plato de comida ¡QUÉ ES ESTA MIERDA!

También están los intelectualoides, profesionales en trillar frases de escritores que si supieran algo de ellos sería porque se los ofrece Wikipedia, maestros en la publicación de música que les parece estupenda pero que no entienden, sólo buscan parecer exóticos, insuperables en la crítica politiquera, ácidos en sus sátiras, elocuentes en sus disertaciones.

Y no hacen falta las maturrangas de los aprovechados que se valen de todo este andamiaje para sonsacar información, robar apartamentos, violar muchachitas atembadas o ponerse citas para darse en la jeta ¡QUÉ BELLEZA!

Esta es una asquerosa vitrina de lo humano, de lo demasiado humano. Estos  perfiles abundan en las redes sociales como una plaga. ¿Qué hacer? No acabe con su cuenta, ni organice un combo de asesinos para exterminar a esta raza de impuros (si así los considera), yo sugeriría (¡ojo! Sólo lo sugiero) que intente parecerse en lo menor posible a estos personajes. No es más.

A mis amigos los suspicaces les cuento que no existí, ni existo y espero no existir (aunque nunca digas de esta agua no beberé: la abuela) en el Facebook, pero como me persigue, me arrincona, todos los días me encuentro con la sugerencia redentora: haga un Facebook o con el comentario discriminador: ¡ah, verdad que usted no tiene Facebook! Debí hacer el “estudio” con cuentas ajenas pero cercanas.

Antes del fin, una salvedad. Es mi deber cristiano reconocer que hay muchos que realmente lo usan como una herramienta de información o de comunicación, y no como el megáfono que usan para gritar su necesidad de llamar la atención. Si usted es uno de ellos, con seguridad movió su cabeza de adelante a atrás apoyando lo antes dicho. 

jueves, 13 de marzo de 2014

Ganador del concurso "Colección en breve"

El colectivo El Errante Insaciable informa que seleccionó a la obra Espejismos de Luis Pantoja como ganadora de su concurso "Colección en Breve". 

La obra ganadora se presentará en la V FLIA (Feria del Libro Independiente y Autogestiva) que se realizará el sábado 29 y domingo 30 de marzo de 2014 frente a Trama, expendio de diseño, calle 43A, N. 18A-10.




martes, 4 de marzo de 2014

El comunicador bestial


"Pone el odio de Dios en tu corazón, te dice qué tienes que hacer para portarte bien y ser bueno. Presenta un héroe al que alaba hasta que mañana aparece otro más apuesto o más rico. Cuando al héroe le muevan la butaca de honor, registrará al tiempo de su caída, la subida del nuevo ídolo y clavará el micrófono en la llaga para que se escuchen los borbotones"


No se ha visto todavía en el Colombestiario bestia que tenga la lengua más larga y carnuda. Hasta una chismosa, promotora de riñas públicas y disputas intrafamiliares, estaría indignada con el comportamiento de esta bestia histriónica. El comunicador bestial también es llamado lameculos o lamezuelas. Hace carrera en la lambonería desde épocas escolares. En la Facultad de Comunicación Bestial aprende las mañas para ascender en la difícil pirámide del entretenimiento para dummies: les enseñan a tratar temas importantes, mezclados con temas estúpidos, a abordarlos sin ningún trasfondo: no les cuesta nada juntar la masacre de 10 bestias comunes con una noticia sobre las tetas de alguna bestia de exportación.

Dicen tener un discurso neutro, no estar ligados al poder y criticar las injusticias sin importar quien las cometa. Pero cenan en la casa del Gran Monstruo Político. El viejo pestilente les pasa una lista de la información para el día siguiente. Si hay un escándalo que involucre seriamente los intereses del Monstruo Político, este ordenará que se hable de una bestia cualquiera a la cual le haya sucedido una desgracia (perdérsele un hijo, estar en etapa terminal de cáncer, haberse encontrado una maleta con varios millones y tener que devolverla, etc.).  El Monstruo Político impondrá siempre los hechos y controlará al máximo las circunstancias, pero si éstas llegaran a salirse de las garras inventará un engaño de último minuto que tergiversará la noticia. Así se domina el ánimo de las algunas bestias que se las dan de alborotadas: o bien se ensañan en sus teclados de computador y en sus tabletas, vociferan y protestan contra el gobierno, mientras comen pizza con Coca-Cola y fuman Philip Morris comprado con el sueldo de papi, o tal vez salen a la calle porque está de moda, pero no entienden ni quieren entender vericuetos de economía y política.

Cuando el comunicador bestial logra ser accionista de una cadena de radio, empieza a acceder a la cima de su carrera, al culmen de su misión.  No deja de ser un lambón, pero hará que su nombre resuene en los parlantes, Arizmendi, Dávila, Gurissati, Morales, Vélez, Ruíz… junto al de los cualquier políticos con los que pactan acaloradas entrevistas, conmovedores testimonios y ataques directos cuando es el caso. El cualquier político hará lo posible por congeniar con el comunicador bestial, sabe bien que si esto no es posible, el lambón mayor no descansará con su lengua incansable hasta sacudirlo en las mazmorras de la indignidad, ubicadas en el estómago del Monstruo Político.

Pero si bien la característica más llamativa del comunicador bestial es su lengua rojiza y corrompida, no es la más importante. Lo más temible en él es su fidelidad al Gran Monstruo Político. Si un día, en las carreras de cualquier políticos se apodera de la cabeza del monstruo pestilente un masacronservador en lugar de un fusilberal, el lameculos se volverá también masacronservador y dejará sus odas al fusil, para hacer odas de omisión a las motosierras.

Si el comunicador bestial debe cambiar de opinión de un minuto a otro, no tendrá ningún reparo, defenderá lo que antes criticaba y viceversa. Pone el odio de Dios en tu corazón, te dice qué tienes que hacer para portarte bien y ser bueno. Presenta un héroe al que alaba hasta que mañana aparece otro más apuesto o más rico. Cuando al héroe le muevan la butaca de honor, registrará al tiempo de su caída, la subida del nuevo ídolo y clavará el micrófono en la llaga para que se escuchen los borbotones.  Condena las muertes propinadas por bestias ácidas y alaba las muertes ocasionadas heroicamente por un “noble soldado” de las huestes legales del Colombestiario. Despedazarán cualquier cosa que les ordene destruir el poderoso y regresarán babeando, listos a cambiar de apariencia y de sentido, si es necesario.

Analizan con ferocidad la bestiacracia de planetas cercanos. Dictan los defectos de los habitantes de esos planetas, producen asco en las bestias comunes que cada vez son más susceptibles a las sugerencias de los comunicadores bestiales. Lo bueno siempre está a la derecha así que se burlan de lo que presumen zurdo, enarbolan los valores de lo rectilíneo, lo peinado, lo maquillado. No importa si eres corrupto con tal que jamás te descubra el lameculos.