martes, 18 de febrero de 2014

Usted no le interesa ni a su madre - El Vermífugo y su columna del martes

"No sé si esto está bien o mal, de eso cada quien juzgue como le plazca. No sé qué pretenda el que me reciba en un lugar, no sé si ese negocio que inauguran es para conseguir ingresos o sólo sirva de fachada para algún plan siniestro. Estamos en una pantomima, en una mojiganga y cada quien debe actuar de la mejor manera para disimular lo que en realidad pretende" 




Antes era un ser normal, o bueno, al menos eso pensaba. Caminaba la ciudad como un transeúnte normal, me echaba en el pasto a ver las nubes como un ente normal, cantaba en la ducha como un parroquiano normal y escogía un restaurante con las características que busca un hombre normal. Pero mi vida cambió. Ahora no reparo en que las uñas de la mesera estén limpias, ni en lo impecable del delantal, ni me interesa saber si hay moscas o pelos en la sopa. Ahora lo importante es sentarme en un restaurante en el que no vayan a interceptar mi teléfono, en un sitio donde pueda almorzar sin sentirme observado, como me sucede luego de conocer la noticia del restaurante Andrómeda

Tremenda parafernalia que montó la inteligencia militar (sí, yo también lo noté, es un oxímoron, una contradicción ontológica) para sólo escuchar las cositas que le haría de La Calle a su señora o los negocios cochinos de Naranjo. Y por lo visto sin ninguna autorización judicial, sólo por cuidar el orden del panóptico, para que todo lo que pueda ser subversivo: una señora vendiendo medias, un lector voraz, el que pasa la registradora del Transmilenio sin pagar, no se vayan a desmadrar. Sale en los periódicos una de las cabezas de Cancerbero, botando babaza, asegurando que esas chuzadas están dirigidas por “fuerzas oscuras” y echa a dos milicos de alto rango. Pocos días después sostiene que no, que las chuzadas sí son legales, este tipo tiene un trastorno de bipolaridad crónico ¡qué peligro! Con esos cambios de parecer uno queda como aturdido. ¿Usted no ha pensado en todo esto?, ¿no lo confunde?, ¿no ha dudado del señor que le vende lo del almuerzo?, ¿del carpintero?, ¿del fotógrafo? Alguna vez estuve paseando en uno de los pueblos de Colombia, junto a la casa donde me hospedé había unos amables peludos, conversadores, serviciales, propietarios de una panadería común y corriente, así como en la que usted compra pan. Y un día antes del regreso, los tipos, tan atentos ellos, preparaban en el patio unas pipetas tan parecidas a las de uso restringido de las guerrillas, tan parecidas a las de fabricación artesanal, que yo no me atrevería a pensar que eran pipetas explosivas.

No sé si esto está bien o mal, de eso cada quien juzgue como le plazca. No sé qué pretenda el que me reciba en un lugar, no sé si ese negocio que inauguran es para conseguir ingresos o sólo sirva de fachada para algún plan siniestro. Estamos en una pantomima, en una mojiganga y cada quien debe actuar de la mejor manera para disimular lo que en realidad pretende. Se imagina usted cuánta plata lava la pastora Piraquive en nombre de Dios padre todopoderoso. Con seguridad usted no le interesa ni a su madre, entonces el sistema no ha enfilado baterías, no ha puesto sus ojos contra usted, pero cuando le parezca necesario no tardará en saber hasta qué comida tiene entre las muelas. ¿Esto no le angustia? ¡Angústiese! O no, mejor no lo haga. No logrará nada. Resígnese, pase desapercibido lo que más pueda y fíjese muy bien en dónde almuerza.

De sobremesa. Un día como hoy hace treintaicinco años nevó en el Sahara, algo sólo imaginable en la literatura sucedió en un lugar donde los africanos se sancochan a cincuenta grados centígrados o más. Debió ser una maravilla. Por la web encuentran fotos, pero quién sabe si son confiables, es tan gigantesco el volumen de información a la mano que asimismo debe ser nuestra desconfianza.


Una sopa de patas y agujeros - La entrada de esta semana en el Colombestiario

El mundo es una sopa
de patas y agujeros.
Respirar con este vapor
tiende a ser
cada vez más complicado.

El hombre nace con la nariz pequeña
y los ojos y las manos grandes.

La mujer nace con la nariz pequeña
y los ojos y las manos,
y otras partes también, grandes.

Este es un mundo de tamaños
de cuál el más grande cerebro,
la casa más amplia,
las preocupaciones pequeñas.
La felicidad abarcadora:
Un día alguien extasiada decía
"no hay cuña que apriete,
no hay cuña que apriete".

Los ojos de los seres humanos
están específicamente diseñados
para que no vean sino lo necesario.

sábado, 15 de febrero de 2014

Cuatro minutos de fuga - Comentario de Chenille Bleu sobre la película de Chris Kraus

"¿Cómo ser libre de un amo que ordena la libertad? Cualquier acto que busque ir más allá de la Ley no hará sino obedecer la Ley. ¿Qué lugar queda entonces, al menos por un instante, para la voluntad del sujeto? La película muestra a la música como aquello que podría dar una posibilidad para encontrar ese lugar."





Para ir más allá de los ordenamientos trazados por la cultura, la transgresión aparece como la única fórmula posible. “Jenny” se estrella con los límites de la ley una y otra vez. La música aparece en esta historia como la marca que los otros han dejado en las protagonistas, algo de lo que no pueden escapar, pero necesario para encontrar lo propio. Ir más allá del lenguaje que posibilita una salida,  una representación diferente.

En nuestra época, el Mercado es la Ley que nos rige y organiza. Está caracterizado por mandatos como ‘Sé libre’ que determinan la elección del sujeto. ¿Cómo ser libre de un amo que ordena la libertad? Cualquier acto que busque ir más allá de la Ley no hará sino obedecer la Ley. ¿Qué lugar queda entonces, al menos por un instante, para la voluntad del sujeto? La película muestra a la música como aquello que podría dar una posibilidad para encontrar ese lugar. 

Cuatro Minutos (2007) cuenta la historia de dos mujeres que comparten una pasión absoluta por la música. “Jenny” (Hannah Herzsprung), de 21 años, acusada de asesinato y con un pasado de abuso sexual, es una chica rebelde, violenta y llena de remordimientos. “Krüger” (Monica Bleibtreu), una mujer mayor, profesora de piano, ex enfermera, muy rígida y exigente con sus alumnos, quien ha sufrido la represión de un sistema injusto debido a su inclinación sexual.

La película se desarrolla en un ambiente gris que va en sintonía con la puesta en escena de los personajes. “Krüger” conoce a “Jenny” en la cárcel donde imparte sus clases de piano a las reclusas. Enseguida ve en ella un enorme talento y de alguna manera le recuerda a un amor perdido de juventud; aprenderá, junto con “Jenny”, a conocerse a sí misma y a aceptar una realidad despiadada que no depende sólo de su punto de vista.

Chris Kraus juega con el público en cada situación que viven las protagonistas en la obra. Se presenta la música como la manera que tiene cualquiera de redimirse. El director logra hacerlo con esta película, cuatro minutos de fuga para encontrarse a sí mismo, buscar lo “propio”, hacerse un camino diferente del que al parecer le ha sido trazado y abrirse a la posibilidad de existir a partir de la música.

viernes, 14 de febrero de 2014

Cuando Colombia lloró la lesión de Falcao - La columna del joven indecente

"no es que me disguste el fútbol, al contrario, me gusta demasiado. Lo que realmente me disgusta es que nos presenten esa noticia como el “Boom” del día y otros traguen entero. El mundo se solidarizó con ese pendejo, mientras los prietos en el Chocó se comen la mugre de las uñas diariamente para no morir de hambre"


Hace unos días Radamel Falcao García cumplió 28 años. Su mujer (que está rebuena) y su hija se vistieron con trajes de clown y le regalaron una torta de cumpleaños. En cuestión de segundos Falcao colgó la imagen en Twitter. Entré y la vi. Me dio verdadera lástima darme cuenta que sólo busca llamar la atención, y lo entiendo. Después de ser la chiva periodística más aclamada en todo el mundo, hoy hace parte del museo antiguo de noticias para los colombianos.

El día de la lesión estaba en el baño y oí la música antecesora a una noticia importante en el canal RCN. Me limpié el culo, tiré de la cadena y salí inmediatamente a ver el televisor. Falcao se había lesionado. Carlos Antonio Vélez salió mostrando su mejor cara (ninguna) y repitió una y otra vez la imagen de la lesión: “Última hora, no tenemos esperanzas para el mundial, ya no pasaremos ni a octavos ni cuartos”. Y narraba y comentaba y analizaba, y hablaba tanta mierda que me entraban ganas de tirar el televisor por la ventana.

Hijueputa, Colombia perderá contra Japón y Costa de Marfil, incluso perderá contra Grecia. Mierda, se lesionó Falcao, todo está perdido. Y RCN seguía transmitiendo: “Recordemos sus goles de la temporada 2013-2014, recordemos cuántos jugadores se lesionaron antes de un mundial y cuántos se lograron recuperar antes del mismo. Recordemos las anécdotas de un héroe que ha dejado en alto el nombre de nuestro país en el exterior”. Valiente héroe de la patria. Pero de la patria boba, bueno, perdón, la patria no tiene la culpa, la bobada es de los colombianos. Y no es que me disguste el fútbol, al contrario, me gusta demasiado. Lo que realmente me disgusta es que nos presenten esa noticia como el “Boom” del día y otros traguen entero. El mundo se solidarizó con ese pendejo, mientras los prietos en el Chocó se comen la mugre de las uñas diariamente para no morir de hambre.

Vi aproximadamente media hora sobre la noticia y salí a almorzar. No esperaba ver tantas personas tan angustiadas por el anhelado sueño del tan grandioso mundial. No me esperaba en el restaurante que un man cualquiera, de cualquier mesa, me hablara tan angustiado del futuro. Parce ¿y ahora qué? Ya el mundial se nos jodió, tanto para nada, ni Pékerman nos sacará de esta. Sí claro, loco, respondí, ya nada es igual, ni siquiera estos fríjoles con carne asada sabrán igual con esta noticia. Ya los pájaros no cantan, ni los perros ladran a los locos. Paila parce, los tombos ya no quieren llenar cuota en la UPJ, ni Tránsito quiere hacerse el agosto amenazando a los conductores con comparendos, se nos jodió la vida parce.

Terminé tristemente mi carne asada con fríjoles y destrocé mentalmente las cuerdas vocales del man cualquiera de la mesa cualquiera. Me despedí guiñándole el ojo a la paisa que me atendió y salí del restaurante. Caminé un poco, medité y encendí un cigarro. Pero bueno, tampoco es que estemos tan mal para el mundial, está Carlos Bacca del Sevilla, Jackson Martínez del Porto, Muriel del equipo donde juegue y ese otro morenito que también juega bien. No es que estemos tan jodidos del todo. El Mundial espera a Colombia y estoy entusiasmado por verlos caer en octavos de final. Obviamente no llegaremos más lejos a falta de quién ya sabemos. Triste final para 16 años de angustia futbolera. Triste final para Colombia.

Ha pasado prácticamente un mes después de la lesión y hoy por hoy nadie se acuerda de ello. Pobre man, colgando los videos de su operación y recuperación para que se compadezcan de él. No sé si es peor ser olvidado o llamar la atención. Pero no lo culpo, tantos años por fuera del país hacen pensar que las cosas han cambiado por aquí. No, Falcao, lo siento, los colombianos no cambian un culo. Los colombianos no quieren ni cambiar, ni pensar, ni sentir. Una noticia nueva alimenta el morbo de estar “actualizados” y hablar de lo que hablan los demás aumenta el ego del “saber”.


Hace una semana Rihanna y Shakira fueron el hito periodístico; ésta semana Gustavo Petro y la muerte de Pacheco se toman las pantallas; mañana quizás sea la previa mundialista o un político borracho. Nadie lo sabe. Lo único cierto es que de cualquier bobada se pegarán, para transmitir por horas la mediocridad periodística. Yo sólo espero tener más de lo mismo en mi televisor, porque a punta de fútbol no me van a mantener. Yo quiero más agua con pan, más reinas y más fútbol. Al fin y al cabo esta historia, como cualquier otra, merece un final feliz. Merecemos ser unos felices desempleados, con felices familias pobres, comiendo felizmente mierda. Colombia lloró ayer la lesión de un héroe, pero ¿hoy quién llora por Colombia? Absolutamente nadie. 

Propósitos varados - Primer poema de la sección Versos errantes

 Por Ambrosía


¿Levantarme temprano?
Para qué, si puedo pasar
Por alto el desayuno.

¿Hacer ejercicio?
Con lo mal alimentado
Y brincando quedaré descalcificado.

¿Mejorar la letra?
Imposible, cada vez
Tengo más prisa.

¿Ahorrar?
Sí, ahorrar agua
Para adelgazar el recibo.

¿Fidelidad?
Esa sí, procuraré
Que mi pareja la practique.

¿Irme de vacaciones?
Pues si mi hermana
Me recibe en el barrio vecino.

¿Incrementar mis ingresos?
Últimamente solo han
Ingresado pérdidas.

Y no es que sea negativo, 
Es  que me tocó en suerte
Nacer en este paraíso de
Papel 
Donde los castillos
Se derrumban con
Un plumazo “non santos”.

martes, 11 de febrero de 2014

La pisada divina - Una conversación del Vermífugo con la Hermana Roxana

"Usted conoce la historia de Sodoma y Gomorra, por blasfemos como esos nos consumirán las llamas. Además, aquí entre nos, los abuelos ya no tienen fuerza en el… en el… cuerpo y ¿usted cree que yo viviendo en Italia, llena de guapos en todas las esquinas, me buscaría a un zambo muerto de hambre de Centroamérica para que me hiciera un hijo?"

"Monja arrodillada, verso",  Martin van Meytens


Estamos con la Hermana Roxana que durante nueve meses confundió su pipa de preñada con alguna enfermedad digestiva causada por el consumo de leche corriente, imagino. La esperamos durante una hora mientras sostenía una charla con los dirigentes del convento que le alumbraban el camino de la sabiduría cristiana, para que la iglesia saliera inmaculada de la pesquisa. La hermana se sienta con sus piernas juntas, saluda con agrado y con una sonrisa beatifica comienza a responder.  

¿Qué se siente ser madre?

El señor puso en mi camino a esa bella criatura para mostrarme su omnipotencia. Estoy dichosa.

¿En realidad no tenía noticia de su embarazo?

Me habría gustado que nuestro señor enviara a algún arcángel para dar la buena nueva. Seguramente todos estaban ocupados combatiendo el pecado. Siempre pensé en una grave enfermedad, pero lo oculté con el miedo de acabar con mi misión.

¿El bebé nunca pateó?

Quizás. Pero todo lo confundí con los crujidos que dan las tripas por hambre o por gases.

¿Cuántos años tiene usted, sor?

Eso no se le pregunta a una mujer responde riéndose con coquetería.

Los medios han hablado de un amante furtivo que puede estar en el ancianato o en un viaje a El Salvador ¿qué opina usted?

Usted conoce la historia de Sodoma y Gomorra, por blasfemos como esos nos consumirán las llamas. Además, aquí entre nos, los abuelos ya no tienen fuerza en el… en el… cuerpo y ¿usted cree que yo viviendo en Italia, llena de guapos en todas las esquinas, me buscaría a un zambo muerto de hambre de Centroamérica para que me hiciera un hijo? –Se ruborizó y ansiosa demostraba su error.

¿Entonces usted cree que fue el Espíritu Santo?

Por supuesto.

¿Y no ha pensado en una demanda por inasistencia alimentaria? Pues, para asegurar a su hijo.

Cómo cree, la Trinidad nos dará todos los días los alimentos necesarios.

Si se hubiera enterado a tiempo de su embarazo, ¿no habría pensado en un aborto o en algún método anticonceptivo?

Eso ni se pregunta (parecía indignada) el aborto es para asesinos y esos métodos para lujuriosas, como se diría en los pasillos del Vaticano, para las putas.

Luego de terminar la entrevista, para darle un remate, antes de despedirnos le pregunté:

Me gustaría tener una entrevista más reservada con usted, en mi apartamento estaría bien ¿puede hacerlo?

Pero por supuesto (mirando para todas partes recibió mi dirección, nerviosa) esta noche estaré allá.

Debe ser difícil saltar una tapia con un hábito puesto.

   

lunes, 10 de febrero de 2014

El cualquier político - La bestia del lunes


"Los desentendidos podrían creer que lo que le cuelga del cogote es una corbata, una bufanda, o que se cubre suavemente con cuellos de tortuga. Se equivocan; en realidad posee un apéndice que cambia de color como los artistas pop y los trajes de baño de las presentadoras de farándula."

Ilustración de Pawel Kuczynski

Es conocido como el “Rey de la corrupción”. “El ladrón mayor” le dicen con cariño sus pupilos, los burócratas farsantes que quieren ser como él. El cualquier político ha sido engordado con las garantías que les faltan a las otras bestias del Colombestiario. Los desentendidos podrían creer que lo que le cuelga del cogote es una corbata, una bufanda, o que se cubre suavemente con cuellos de tortuga. Se equivocan; en realidad posee un apéndice que cambia de color como los artistas pop y los trajes de baño de las presentadoras de farándula.

Hay temporadas en que el azul pasa de moda, entonces el apéndice se pone rojo como un tizón, carnoso. Si uno pasara un machete quitando el moco parecido a corbata no dejaría de manar sangre por muchos días. Los colores políticos en el Colombestiario tienen en sí tanta sangre, que a uno decidieron ponerlo rojo, con el fin de disimular; otro azul porque la sangre reposada se pone de ese color, es por eso que es un azul podrido; otro combinado, para crear una doble labor, se mata y se descompone. Existe el partido con la U de un mesías que se les volvió rebelde, ahora apunta con su mano derecha engatillada al lugar donde nunca ha tenido el corazón. Existen colores políticos a la vez iglesias, pero igual todo color político es tan sectario, cerrado y arbitrario como uno de esos monstruos de piedra que aún sobreviven en nuestras plazas y que mutan dentro de los barrios con sus ventanales azules y su música escandalosa para atraer incautos. También existen el color político amarillo, descolorido de lo simple, un color político éste sin cojones y sin sangre; el verde mareado, inconsistente, vacilante y otro que se pinta de colores, se hace llamar “humano” y hay quien cae. El humano es la bestia más terrible del Colombestiario, se ha reproducido y mutado en muchas bestias de miedo.

A los cualquier políticos se les ve en las plazas de los pueblos, zapateando, inflando el cogote y alzando el apéndice, sudando, desgañitándose. Son furiosas bestias prometedoras; en una tarde arreglan un pueblo, un planeta. Los problemas del Colombestiario son pocos, “qué queda por hacer, si todo lo hemos venido haciendo tan bien…”, puede leer uno en la mente de los cualquier políticos. Le da una lechona a doña Blanca Bestia Campesina con el fin de alegrar sus adiposidades y a don Pedro Bestia Obrero le da 200.000 pesitos para que se vaya de putas.

El cualquier político siempre está dando versiones encontradas y salvándose de imprevisto en el último momento, bajo la pelambre de porquería del Gran Monstruo Político que se sienta en la cima del Colombestiario. Es un monstruo asqueroso, su indigestión puede sentirse en todo el Colombestiario y su mierda debe ser recogida, junto a la de las mismas bestias comunes, por manadas de obreros pestilentes, a los que les encantan las porquerías que les envían por una pantalla: se las tragan extasiados como si fuera ambrosía, cuando en todos los casos, sin excepción, es pura mierda. Los han querido llamar, por darles un nombre, hacerlos sentir mejor y ser útiles para su caridad, pobres.  

Algunos cualquier políticos tienen de bestia desde el apellido, otros creen que por nombrarse como santos pasarán por generaciones impunes. El caso es que el cualquier político varía en sus especies, desde unos que ponen cara de santos a otros que son ampones presumidos, desde los que se creen redentores del pueblo, hasta los que se confiesan asesinos porque no les dejó otra opción la situación del Colombestiario.

El cualquier político abunda, es una bestia de cuidado, pero la mayoría se olvida de esto y lo creen inofensivo; es más, creen que va a salvarlos. Hay algo que es importante saber y tener claro, ni en el Colombestiario, ni fuera de él, ni en un Universo imaginable es posible salvarse.


Cada 3 o 4 años, según lo disponga un cualquier político seboso que se ha retirado a ver cómo compiten sus colegas, se realizan carreras de cualquier políticos. Las bestias comunes apuestan a un color y un número que representa el grosor y largo del apéndice similar a una corbata. En las carreras, bambolean sus apéndices, que se ven hinchados por las pantallas, como bombas de látex que pronto terminan reventándose. Pocos salen bien librados, con la corbata en su lugar, del color que la tenían antes de la contienda; la mayoría se ven agotados, chupados, quemados, entonces meten la cabeza debajo de las patas, no se les ve por un tiempo en ninguna de las partes en las que antes inflamaban sus cogotes y sus apéndices parecidos a corbatas. Se han guardado en sus cuevas a conspirar, a seguir rumiando su pedazo de Colombestiario, a prepararse para la próxima carrera, aún no saben de qué color habrá que poner el apéndice.